Re: ¿Funciona la homeopatía?
Publicado: Dom Jul 29, 2012 12:38 pm
La Virgin Cola es una de las ocurrencias de Richard Branson, el fundador de Virgin Records, Virgin Airlines y chorromil empresas más.
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Ya sé de quien hablas. Es el inglés que en sociedad con el canadiense dueño de Cirque du Soleil y otros esta organizando vuelos al espacio como forma de entretenimiento para el que pueda pagarlo.skeptic escribió:La Virgin Cola es una de las ocurrencias de Richard Branson, el fundador de Virgin Records, Virgin Airlines y chorromil empresas más.
El número de Avogadro y la homeopatíaHace unos días conocíamos la noticia de que el Ministerio de Sanidad autorizaba por primera vez el registro de 12 medicamentos homeopáticos (las cursivas son mías). Sobre la homeopatía y la falta de base científica de sus planteamientos han corrido ríos de tinta. Algunas excelentes explicaciones, como esta, esta y esta, pueden encontrarse en muy reputado blog de divulgación científica Amazings.es. Otra recién aparecida la podéis encontrar en el BlogdelBuho. A pesar de todo, merece la pena insistir sobre lo absurdo de los planteamientos homeopáticos, así que lo intentaré una vez más, y de paso conoceremos algo mejor el número de Avogadro.
José Ignacio García Laureiro
AVOGADRO Y SU NÚMERO
El nombre del Número de Avogadro, hace referencia al físico, químico y conde italiano Amedeo Avogadro, que vivió a caballo entre los siglos XVIII y XIX. Puede causar extrañeza que un noble se dedicara a la ciencia, pero eso era algo mucho más habitual en el pasado que en la actualidad. Quizá dentro de poco, dada la política de I+D imperante, vuelva a ponerse de moda, quién sabe… La palma se la llevaría Louis-Victor de Broglie, que era nada menos que príncipe, además de duque, y que recibió el premio Nobel de Física en 1929. Pero volvamos a nuestro conde Avogadro. Decíamos que el número lleva su nombre, aunque no fue él quien lo calculó. Avogadro fue uno de los responsables de que la química “mole” tanto, ya que sus investigaciones ayudaron a clarificar el concepto de mol, una unidad de medida de cantidad de materia tan querida por los químicos como desconocida por el resto de los mortales. Una de las observaciones clave de Avogadro fue que dos volúmenes iguales de gases diferentes, en las mismas condiciones de presión y temperatura, contienen el mismo número de moléculas. Por extensión, hoy sabemos que un mol de cualquier sustancia contiene el mismo número de moléculas, que es, precisamente, el número de Avogadro. Este número, tal y como lo encontramos en los libros de química, tiene un valor de 6,02 x 1023. Se trata de un número muy grande: 602.000.000.000.000.000.000.000, o seiscientos dos mil trillones. En comparación, la deuda de los Estados Unidos (sí, también ellos tienen deuda, y enorme) son unos “miserables” catorce billones de dólares (14.000.000.000.000), y el número de estrellas de nuestra galaxia, cien mil millones (100.000.000.000) casi da risa al lado de cualquiera de los dos anteriores.
Los seres humanos tenemos un problema con estos números. Son tan grandes, que no nos podemos formar una idea realista de lo que significan. Nuestro cerebro evolucionó para habérselas con números enteros pequeños: dos hijos, cuatro plátanos, treinta ovejas… El número de Avogadro, simplemente, excede nuestra capacidad de representación mental. Por eso, voy a recuperar un antiguo problema que leí hace muchos años, y vamos a resolverlo paso a paso, para comprender la grandeza de este número. El problema viene a decir: Supongamos que Jesucristo pesaba 80 kg en el momento de su muerte, y que todas las moléculas de agua de su cuerpo se dispersaron por el planeta. Si abrimos el grifo y llenamos un vaso de agua, ¿cuántas moléculas de agua procedentes del cuerpo de Jesucristo habrá en el vaso, en términos estadísticos? Como datos adicionales, el cuerpo humano es agua en un 70%, un vaso de agua puede contener un cuarto de litro, y la cantidad total de agua en el planeta se cifra en unos 1.460.000.000 km3. Antes de seguir leyendo, intentad avanzar una cifra: ¿1, 2, 10, ninguna? Bien, lo primero es unificar las cantidades de agua, utilizando nuestros queridos moles. En el caso del agua, 18 g equivalen a 1 mol, de forma que un cuerpo humano de 80 kg contendrá unos 3.111 moles, mientras que toda el agua del planeta nos da la enorme cifra de 8,11 x 1022 moles (81.111.111.111.111.111.111.111, para ser exactos). Es decir, el porcentaje de moléculas de agua de Jesús en el total es tan pequeño como el 0,00000000000000000384%. En un vaso de agua hay unos 250 g, es decir 13,89 moles, de los cuales, 0,000000000000000000533 corresponden estadísticamente al porcentaje de moléculas de agua de Jesús. No parece mucho, ¿verdad? Pero recordemos que cada mol de agua contiene el número de Avogadro de moléculas individuales, por lo que si lo multiplicamos por el número de moles anterior, resulta una cifra de alrededor de ¡320.000 moléculas! Sin ánimo de parecer irreverente, cada vez que bebemos un vaso de agua, realmente comulgamos con el cuerpo de Cristo, o al menos con varios cientos de miles de sus moléculas de agua.
PREPARADOS HOMEOPÁTICOS
El principio de la homeopatía es que al diluir el principio activo, éste se hace más potente, de forma que es habitual encontrar preparados con 30 diluciones. Una dilución consiste en tomar una parte de disolución del principio activo y añadirle nueve partes de agua, de forma que la concentración disminuye a la décima parte. De esta nueva disolución se toma una parte y se vuelve a diluir en nueve, y así sucesivamente, hasta treinta veces. ¿Qué pasa si aplicamos ahora nuestros conocimientos sobre el número de Avogadro a este procedimiento?
Bien, supongamos que disolvemos 1 mol de paracetamol (unos 150 gramos, o 150 pastillas de 1 g, de las gordas) en un litro de agua. Tomamos ahora 1 ml de esta disolución, que vendrá a contener pastilla y media, suficiente para aliviar el dolor de cabeza que seguro os está produciendo la lectura de este artículo. Para potenciar esa acción analgésica, diluimos homeopáticamente este mililitro 30 veces. Como cada vez se diluye a la décima parte, 30 diluciones equivale a dividir la concentración inicial por 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 o 1030. ¿Cuántas moléculas de paracetamol quedan en el preparado final? En el mililitro inicial teníamos 6,02 x 1020 moléculas. Tras 30 diluciones nos quedan… 0,000000000602 moléculas, es decir, ninguna. Ni el enorme número de Avogadro puede con tanta dilución. Necesitaríamos beber más de un millón y medio de litros de esa preparación para estar seguros de ingerir una sola molécula de paracetamol. Así pues, cuando tomamos un preparado homeopático, estamos tomando, esencialmente, agua pura, sin rastro de ningún principio, activo o no. Si el que realiza la preparación añade un poco de azúcar o algún aroma, estaremos tomando agua azucarada a precio de medicamento. Esto es lo que nuestro Ministerio de Sanidad acaba de aprobar. Saben, al menos, que no causará ningún daño al ingerirse, faltaría más. ¿Conocerán nuestras autoridades sanitarias el número de Avogadro? Espero que, al menos vosotros, lo conozcáis ahora y no lo olvidéis demasiado pronto.
Fuente:
José Ignacio García Laureiro, ISQCH
http://isqch.wordpress.com/2012/05/05/e ... omeopatia/" onclick="window.open(this.href);return false;
El hombre que derribó con ciencia las terapias alternativas
Edzar Ernst pasó dos décadas estudiando pseudomedicinas como la homeopatía hasta que Carlos de Inglaterra logró apartarle de su puesto
“Nunca supuse que hacer preguntas básicas y necesarias como científico podría provocar polémicas tan feroces y que mis investigaciones me involucraran en disputas ideológicas e intrigas políticas surgidas del más alto nivel”. Quien así habla es Edzard Ernst, seguramente el científico más detestado por los defensores de la pseudomedicina de todo el mundo. La razón es sencilla: el fruto de su trabajo les deja sin argumentos. Ernst (Wiesbaden, Alemania, 1948) fue el primero en someter a las llamadas terapias alternativas al rigor de la ciencia de forma sistemática, para llegar a una conclusión: remedios como la homeopatía no son más que placebo y los que la recetan violan la ética médica.
El investigador de las pseudociencias Edzard Ernst.
En su viaje científico contra la pseudociencia, Ernst ha tenido que enfrentarse al recuerdo de su madre y al Príncipe de Gales, los dos fervorosos homeópatas. El investigador alemán ha dedicado 20 años al estudio crítico de estas terapias —"dos décadas de conflicto interminable”—, desde la acupuntura hasta la imposición de manos, y su equipo ha publicado más de 350 trabajos sobre esta materia. Sus memorias, Un científico en el país de las maravillas (A scientist in Wonderland, Imprint Academic), publicadas este año, proporcionan el mejor relato sobre las dificultades a las que se enfrentará alguien que pretenda desentrañar críticamente las terapias alternativas: amenazas, falta de respaldo institucional, presiones de las altas esferas, soledad… e innumerables dificultades científicas.
Los terapeutas alternativos y sus partidarios parecen un poco como niños jugando a médicos y pacientes”, asegura Ernst
Los ensayos que se realizan a diario en todos los hospitales del mundo suelen manejar unos protocolos muy claros para probar si el medicamento sirve o no: a un grupo le das el fármaco y al otro, un placebo. Pero ¿cómo estudiar si realmente funciona la imposición de manos para curar o aliviar el sufrimiento de un enfermo? Esa fue la primera pregunta que se hizo Ernst al aterrizar en 1993 en la cátedra de Medicina Complementaria de la Universidad de Exeter, la primera de su clase. Por aquel entonces, cuenta, había en el Reino Unido tantos sanadores (unos 14.000) como médicos de cabecera. El placebo que diseñaron junto a los propios sanadores serían unos actores que fingirían estar imponiendo sus manos. A medida que los sanadores veían que el escrutinio les iba a desenmascarar comenzaron con las pegas, las críticas y el rechazo a los métodos: finalmente, resultó que los actores también tenían capacidades sanadoras y por eso el placebo funcionó mejor que los profesionales.
Ernst comenzó a interesarse por el estudio crítico de las terapias alternativas después de trabajar en un hospital homeopático en Múnich, en su país natal, donde esta pseudoterapia tiene un gran arraigo y la practican médicos titulados. A partir de su experiencia allí, traza en sus memorias un relato demoledor de los facultativos que recetan estos falsos fármacos que nunca han demostrado su utilidad médica: lo hacen “porque no pueden hacer frente a las a menudo muy altas exigencias de la medicina convencional”. “Es casi comprensible que, si un médico tiene problemas para comprender las causas multifactoriales y los mecanismos de una enfermedad o no domina el complejo proceso de llegar a un diagnóstico y la búsqueda de un tratamiento eficaz, esté tentado de emplear en su lugar conceptos como la homeopatía o la acupuntura, cuya base teórica es muchísimo más fácil de entender”, escribe el científico, que sigue muy combativo en su blog.
Gracias a su espíritu crítico, la cátedra de Exeter se convirtió en la vanguardia de la investigación seria sobre la llamada medicina complementaria, y de ahí salieron algunos de los estudios que nos han demostrado su ineficacia y también sus peligros, como el de osteópatas y quiroprácticos que manipulan la columna vertebral provocando serios problemas a sus pacientes. Por no mencionar, el riesgo más simple y peligroso de todos: el de abandonar tratamientos duros pero efectivos, como la quimioterapia, por terapias supuestamente inocuas pero que dejarán morir al paciente.
Ese puesto se había creado para seguir haciendo la ciencia acrítica que buscan los defensores de las terapias alternativas, como Carlos de Inglaterra, en la que sencillamente se les pregunta a los pacientes si se sienten mejor que antes de tal o cual tratamiento. Sobre ellos, escribe que parecen tener “poca o ninguna comprensión del papel de la ciencia en todo esto. Los terapeutas alternativos y sus partidarios parecen un poco como niños jugando a médicos y pacientes”. Cuando sus resultados comenzaron a desmontar estos remedios, los partidarios de la medicina complementaria comenzaron a atacarle en todos los niveles, desde el personal hasta el público.
El investigador considera que algunos de los médicos que recetan homeopatía lo hacen porque les resulta demasiado complicado llegar a diagnósticos serios usando las herramientas de la medicina
De ahí surge el mayor escollo de su carrera y el que tuvo notable repercusión en Reino Unido: su enfrentamiento con el príncipe Carlos, que durante años ha presionado a los ministros para incluyan la homeopatía en el sistema de salud británico. Finalmente, después de que Ernst le acusara públicamente de no ser más que un vendedor de crecepelos, el heredero al trono consiguió que se quedara sin su puesto en Exeter, tras un doloroso proceso en la Universidad del que saldría absuelto a pesar de las presiones.
Al final, después de muchas broncas, victorias y sinsabores, Ernst concluye que su trabajo sirve para demostrar la ineficacia de las terapias, pero no para convencer a sus defensores: “Lento pero seguro, me resigné al hecho de que, para algunos fanáticos de la medicina alternativa, ninguna explicación será suficiente. Para ellos, la medicina alternativa parecía haberse transformado en una religión, una secta cuyo credo central debe ser defendida a toda costa contra el infiel”. Eso sí, la experiencia le sirvió para reconocer y desmontar todas las trampas dialécticas usadas por este colectivo, que quedan destripadas en sus memorias. Falacias como que la medicina convencional mata más, que la ciencia no es capaz de comprender estos remedios o que son buenos por ser naturales y milenarios quedan convenientemente desmontadas.
Finalmente, Ernst, que antes estuvo estudiando el terrible pasado de la ciencia nazi en la Universidad de Viena, establece un paralelismo entre ambos fenómenos: “Cuando se abusa de la ciencia, secuestrada o distorsionada con el fin de servir a sistemas de creencias políticos o ideológicos, las normas éticas patinan. La pseudociencia resultante es un engaño perpetrado contra los débiles y los vulnerables. Nos lo debemos a nosotros mismos, y a los que vengan después de nosotros, permanecer en lucha por la verdad sin importar la cantidad de problemas que esto pueda causarnos”.
Fuente:
EL PAÍS
JAVIER SALAS
27 DIC 2015
http://elpais.com/elpais/2015/12/26/cie ... 54409.html" onclick="window.open(this.href);return false;
Ya van varios casos de muerte por negligencia de los padres al seguir ideas absurdas como el movimiento antivacunas o la homeopatía. Ojalá no hayan más. Recuerdo como le llevaba la contraria a nuestro antiguo contertulio Quest of Knowledge en este tema. Espero que él no sufra estas consecuencias también. En fin...Los padres del menor muerto en Girona trataron de curarlo con homeopatía
El juez ha acordado la libertad con cargos para los padres del niño de siete años que apareció muerto en su domicilio
El pequeño tenía una afección respiratorio y sus padres no recurrieron a la medicina convencional
El juez ha dejado en libertad con cargos a los padres del niño de siete años muerto en Girona, después de que hayan declarado la mañana de este viernes que el menor tenía una afección respiratoria y un día no se despertó. En declaraciones a los medios, el fiscal del caso, Enrique Barata, ha explicado que el examen forense ha determinado que los padres no sufren ninguna enfermedad mental e intentaron curarle con medicina homeopática. La autopsia practicada al menor ha descartado la muerte violenta, determina que llevaba entre uno y tres meses muerto, y en un estado de descomposición muy avanzado.
http://www.elmundo.es/cataluna/2016/01/ ... b462b.html" onclick="window.open(this.href);return false;
¿Qué te legitima a recurrir al castigo físico frente a las pésimas elecciones de crianza de unos padres idiotas y paranoicos?Vitriólico escribió:Lo que sería deseable ahora es que procesaran a los padres por negligencia (aunque luego les condenaran con penas leves por las circunstancias y porque ya tengan bastante con la desgracia que tienen) y en el juicio se tuviera que probar la "eficacia" de la homeopatía. Existiendo sentencias judiciales que la rebatieran, a lo mejor a estos gobiernos -tan ... "naturales" y proclives a cierto pensamiento mágico (la mayor parte de la izquierda española) unos y tan deseosos de dar negocio a los amiguetes, otros- que se nos avecinan, se les quitaban las ganas de incluirla en la Seguridad Social que pagamos todos.
¿Quién ha mencionado el castigo físico? ¿ni de estar legitimado? Tú lees lo que quieres.Sunami escribió:¿Qué te legitima a recurrir al castigo físico frente a las pésimas elecciones de crianza de unos padres idiotas y paranoicos?Vitriólico escribió:Lo que sería deseable ahora es que procesaran a los padres por negligencia (aunque luego les condenaran con penas leves por las circunstancias y porque ya tengan bastante con la desgracia que tienen) y en el juicio se tuviera que probar la "eficacia" de la homeopatía. Existiendo sentencias judiciales que la rebatieran, a lo mejor a estos gobiernos -tan ... "naturales" y proclives a cierto pensamiento mágico (la mayor parte de la izquierda española) unos y tan deseosos de dar negocio a los amiguetes, otros- que se nos avecinan, se les quitaban las ganas de incluirla en la Seguridad Social que pagamos todos.
¿El drama?
¿Dónde está la línea para juzgar las nenligencias paternas ajenas? No es un homicidio por imprudencia, eh.
Y no te preocupes que la homeopatía llegará a cobijarse en el estado, como ya lo hace la estafa farmacéutica de estandarizar en las recetas del sistema público el lidiar con los problemas de esquemas mentales, falta de resiliencia y fortaleza psíquica a base de drogas que solo reducen a los indivíduos a meros zombies.
Las condenas judiciales son una forma de castigo físico en la que se secuestra y retiene, privando de libertad a una persona, y de resistirse se le reducirá de forma violenta, considerando este hecho es suficientemente relevante ser claros a la hora de determinar qué es una conducta merecedora de dicho trato. Es curioso que, pese a ser algo totalmente real, paradógicamente omitimos esta cualidad, lo que yo he hecho es preguntar por ésta, pero no has caído en cuenta. No es que te esté interpretando mal lo que dices, es que has señalado que la condena será poca para los padrse. Y yo pregunto sobre tu postura respecto al castigo físico para la ineptitud de dichos padres, para ver si de alguna forma lo justificas como lo que es. Porque tomar reprimendas que no involucren violencia, pues es cosa de cada cual, pero pretender criminalizar algo que no es un homicidio por imprudencia... me gustaría conocer tú forma de afrontar dicha cuestión.Vitriólico escribió:
¿Quién ha mencionado el castigo físico? ¿ni de estar legitimado? Tú lees lo que quieres.
La fraudulencia de la homeopatía no hace responsable de las malas decisiones del usuario, en este caso terceras personas, que son los padres tutores del menor, ni al productor, al punto de venta ni al que la haya recomendado. Y las malas decisiones no son un crímen, porque no es un homicidio por imprudencia, es un desacierto al abordar los tratamientos de salud de un hijo, el hijo se ha muerto solo, la causa del drama es la enfermedad exclusivamente, no un personalismo.Lo interesante sería el proceso en sí mismo, en el que necesariamente se plantearía tanto la eficacia hipotética de la homeopatía como la responsabilidad del "médico" -o lo que sea- que prescribió.
Y el que este caso acabase en negligencia con resultado de muerte sería probable, aunque eso dependería en todo caso y obviamente del juez, no de ti, ni de mí.
Respecto a lo de que mandar a alguien que conculca los derechos de otro a la cárcel es un secuestro violento, me niego a contestar. Estoy delicado de salud y no estoy para tonterías, sinceramente.Vitriólico escribió:Lo que sería deseable ahora es que procesaran a los padres por negligencia (aunque luego les condenaran con penas leves por las circunstancias y porque ya tengan bastante con la desgracia que tienen) ...
Una nenligencia siempre es una mala decisión al igual que una prostituta experimentada nunca es vírgen.JohnyFK escribió:El caso es que, como ocurre con las transfusiones con los testigos de jehová, podrían excusarse alegando ser incompatible con sus creencias el usar medicina convencional, y por eso usaban homeopatía. En cualquier caso, dejar morir a alguien bajo tu tutela por cuestiones de creencia es una completa negligencia, no una mala decisión.
Los derechos a que el resto del mundo sea tu siervo son derechos falsos y resultado de los nuevos órdenes de violencia de las masas en el poder con los sistemas democráticos. El fin puede ser todo lo buenrollista que quiera, pero es fantasioso, el medio es condenar a la servidumbre al resto de ajentes en favor de aquel al que concede derechos A TENER COSAS/SERVICIOS. Obligando al resto a proveérselos jaja.Vitriólico escribió:Vamos a ver:
Aunque haya quien no lo sepa, los niños tienen derechos. Y no son derechos que "emanen" de sus padres. Son sus derechos. Por ejemplo, a la salud y a recibir atención médica adecuada.
Los derechos de los niños, no pueden ser conculcados por nadie. Ni por sus padres.
Por tanto, si un cretino priva del derecho que tiene su hijo a recibir asistencia médica porque cree, opina o lo que sea que con poner una pata de conejo en su almohada se le va a curar el cáncer, contrae una responsabilidad.
Esta responsabilidad puede ser producida por un acto doloso o no -el juez decidirá-. Pero no deja de ser una violación del derecho de OTRA persona. Y, si el niño palma, responsabilidad con resultado de muerte, cuestión contemplada en el Código Penal, afortunadamente para los derechos de los débiles, -o sea, del niño en este caso-.
Como quiera que los padres no suelen cargarse a propósito a sus hijos, se supone que no es asunto doloso, pero estas cosas hay que dilucidarlas. Por ejemplo, en este momento se está juzgando en España un sonado caso en que sí parece que lo hicieron. Para eso está el juez, con todos los defectos y limitaciones que se quiera.
Pero, aunque no fuera doloso, la violación del derecho a la salud -y a la vida- de este menor ha sido conculcado y ello conlleva una responsabilidad penal cuya extensión determinará el juez, que para eso está -repito-.
En este caso, no sólo no clamo venganza -como pareces entender, a saber porqué-, sino que por el contrario digo que, en caso de ser condenados, se les aplicaría un medida excepcional como es el indulto porqueRespecto a lo de que mandar a alguien que conculca los derechos de otro a la cárcel es un secuestro violento, me niego a contestar. Estoy delicado de salud y no estoy para tonterías, sinceramente.Vitriólico escribió:Lo que sería deseable ahora es que procesaran a los padres por negligencia (aunque luego les condenaran con penas leves por las circunstancias y porque ya tengan bastante con la desgracia que tienen) ...