La aclaración de Dawkins.
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Dawkins dice: En ocasiones los críticos han creído, erróneamente, que El gen egoísta defiende el egoísmo como principio por el cual debemos vivir. Otros, quizás porque sólo leyeron el título del libro o nunca pasaron de las dos primeras páginas, creyeron que lo que yo decía es que, nos guste o no, el egoísmo y otras malas costumbres constituyen una parte insoslayable de nuestra naturaleza. Es un error en el que resulta fácil caer si uno piensa, como muchos, inexplicablemente, parecen haber pensado, que la determinación genética» es inamovible, es decir, absoluta e irreversible. De hecho, los genes «determinan» la conducta sólo en sentido estadístico. Una buena analogía es la ampliamente aceptada generalización de que «un cielo nocturno rojo es la alegría del pastor». Puede ser un hecho estadístico que una puesta de sol teñida de rojo anuncie un buen día a la mañana siguiente, pero no apostaríamos mucho por ello. Sabemos perfectamente que el clima está influido de forma muy compleja por muchos factores. Cualquier predicción meteorológica es susceptible de error. Es sólo una predicción estadística. No creemos que las bellas puestas de sol teñidas de rojo determinen, irrevocablemente, un buen tiempo al día siguiente, como tampoco deberíamos pensar que los genes determinan algo irrevocablemente. No hay razón alguna por la que la influencia de los genes no pueda revertirse fácilmente mediante otras influencias.
Para una discusión detallada sobre el «determinismo genético» y de la razón de los equívocos, véase el capítulo 2 de The Extended Phenotype y mi artículo «Sociobiología: la nueva tormenta en un vaso de agua». Incluso he sido acusado de afirmar que los seres humanos son todos, sustancialmente, «gángsteres de Chicago». Pero la idea esencial de mi analogía con el gángster de Chicago era, desde luego, que el conocimiento del tipo de mundo en el que ha prosperado una persona te dice algo sobre esa persona. No tiene nada que ver con las cualidades específicas de los gángsteres de Chicago. Pude muy bien haber utilizado la analogía de un hombre que hubiese llegado a la cumbre de la Iglesia de Inglaterra, o elegido miembro del Ateneo. En cualquier caso, el tema de mi analogía no eran las personas, sino los genes. He abordado éste y otros equívocos «hiperliterales» en mi artículo «En defensa de los genes egoístas», del que procede la cita anterior. Debo añadir que las ocasionales connotaciones políticas de este capítulo me hicieron incómoda su relectura en 1989.
«¿Cuántas veces en los últimos años se habrá dicho esto [la necesidad de reprimir la codicia egoísta para impedir la destrucción de todo el grupo] a la clase trabajadora de Inglaterra?» ¡Esto me hace parecer un tory!
En 1975, cuando se escribió, un gobierno socialista, al que yo había votado, estaba luchando desesperadamente contra una inflación del 23% y obviamente preocupado por las altas reivindicaciones salariales. Mi observación podía haberse tomado del discurso de cualquier ministro de trabajo de la época. Ahora que Inglaterra tiene un gobierno de la «nueva derecha» que ha elevado la mezquindad y el egoísmo al status de ideología, mis palabras parecen haber adquirido una especie de maldad por asociación, que lamento. No es que me arrepienta de lo dicho. Cualquier perspectiva egoísta y alicorta sigue teniendo las indeseables consecuencias que he citado.
Pero en la actualidad, si hubiera que buscar ejemplos de una perspectiva egoísta y alicorta, no habría que mirar en primer lugar a la clase trabajadora. Actualmente, quizás sea lo mejor no cargar una obra científica con este tipo de divagaciones políticas, pues resulta notable con cuánta rapidez caducan. Los escritos de los científicos políticamente conscientes de los años 30 —J.B.S. Haldane y Lancelot Hogben, por ejemplo— aparecen hoy considerablemente lastrados por sus ribetes anacrónicos".
De qué habla, Sr. Dawkins, de que no defiende su teoría del egoísmo, ¿Entonces qué pasa, que habla con los genes, es adivino?, nos dice que es una predicción estadística, ¿Y en que datos se basa para afirmar que los genes determinan la conducta?, supongo que la conducta egoísta, ¿cómo ha realizado el muestreo?
No entiendo para que pueden servir unos genes egoístas si el portador (MÁQUINA) no se comporta egoístamente,
no tiene sentido. Para qué hablar de algo que no se traslada al comportamiento de la máquina,
no tiene sentido. Es como tener un mechero que no tiene gas, aunque efectivamente en la forma aparentemente pudiera ser un mechero, pero no es útil para el fin determinado, qué sentido tiene poseer una cualidad anterior e interior que luego no es refleja en los hechos. Esto es o sería un galimatías sin solución racional. El dilema está servido.
Señor Dawkins, mal que se empeñe, sea estadísticamente o no, si se puede reeducar a las máquinas portadoras de genes egoístas, usted traslada la cualidad del egoísmo al portador, a la máquina, lo vuelve a ratificar usted. Le hemos entendido perfectamente, no se agobie.
¿Puede ser?, o es, un hecho estadístico. Las dos cosas no pueden ser, porque no me aclaro. No estoy puesto en estadística pero es la primera vez que había oído hablar de hechos estadísticos, salvo que estos estén ya confirmados con innumerables datos y siempre se constate el mismo resultado, es aquí, cuando presumo que, se puede hablar de “Hechos”, lo que no sé es en qué tipo de parámetros estadísticos se ha basado para asegurar que el
“gen es egoísta estadísticamente”. No me extraña que vuelva con otra metáfora, en este caso de la meteorología. Todo el mundo sabe que siempre que ha llovido ha escampado, este es un hecho, ni puede ser, ni gaitas marineras, es un hecho constatado, ¿alguien lo duda?
Claro, los genes determinan pero puede ser anulada su influencia, mediante otras influencias, ¿Cuáles son esas influencias?, quizá tengamos que esperar a que nos ilumine en el próximo libro.
Estaba claro, tenemos que comprarnos el fenotipo extendido y allí lo explica todo. Bien, pues pararé esta réplica hasta que me lea el jodido libro y espero que no me pille la tormenta en el vaso de agua.
Dice también,
“¿Cuántas veces en los últimos años se habrá dicho esto [la necesidad de reprimir la codicia egoísta para impedir la destrucción de todo el grupo] a la clase trabajadora de Inglaterra? ¡Esto me hace parecer un tory!”, pues no, señor Dawkins, porque las apariencias engañan, lo que no engañan son los hechos.
Del resto, de la aclaración de usted Sr. Dawkins, nada que no se sepa y que justifique introducir en un supuesto libro de divulgación científica sus problemas políticos que le acarrearon como consecuencia de su libro. Sólo usted es el responsable, aunque los demás le hayamos malinterpretado.
Le solicitaría que tuviera un poco más de humildad hacía sus lectores, porque quizá y probablemente algo de culpa tendrá usted, ¿no cree que algo de razón tendrán sus críticos de la izquierda cuando le critican?
Saludos desde Euskadi.